“Me han quitado 4 puntos y solo me había tomado un par de cañas…”, no pensamos en las consecuencias de conducir tras haber ingerido alcohol, ya que nos limita y anula nuestras facultades más de lo que imaginamos y, muchas veces, detrás de esas cañas ocurren verdaderas desgracias.
Recoge un antiguo papiro egipcio que hace 2.800 años un conductor circulaba borracho con su carro y chocó con una estatua después de atropellar a una niña.
El juez no le quitó puntos del carnet, sino que lo condenó a ser colgado en la puerta del local donde se embriagó hasta que las aves carroñeras dieran buena cuenta de su cuerpo.
Suponemos que funcionó como campaña publicitaria anti-alcohol.
¿La mejor solución? “No conducir tras ingerir”.