Solemos pensar que la mejor herencia que podemos dejar es una buena educación y preparación para la vida. Y así es.
Un 46% de los directivos españoles proceden de estatus sociales privilegiados frente al 17% que llegan de orígenes más humildes. Lógicamente, el 52% de los privilegiados tienen título universitario frente al 14% de los sectores más bajos. Esta división académica se refleja en los salarios: los profesionales con más estudios ganan el doble.
Otro factor es el prestigio de la universidad. Cursar un mismo grado en un campus público u otro puede costar hasta 3 veces más. En la universidad privada el importe de la matrícula se puede multiplicar hasta por 8.
Las familias intentamos ahorrar para asegurarnos un futuro económico sin sobresaltos. En ese colchón deberíamos incluir los estudios de los hijos.
Por ejemplo, un Seguro de Ahorro a Largo Plazo sumará a tu capital intereses, te permitirá disponer del dinero cuando lo necesites y, además, algunos de ellos pueden tener ventajas fiscales.
Educa a tus hijos en el valor del dinero y en el esfuerzo de ganarlo. Destina una asignación semanal (o mensual) para sus gastos. Enséñales a ahorrar para compras importantes renunciando a otros gastos. Y explícales cómo administras en casa los ingresos y cómo garantizas el coste de sus estudios para que puedan vivir mejor.